Son muchas las teorías que discuten sobre el origen de la depresión, pero lo cierto es que no existe una única causa, de ahí que su abordaje a veces resulte tan complejo y sea necesario intervenir en las diferentes áreas vitales de la persona deprimida.
Para el tratamiento de la depresión es necesaria una perspectiva integral, no obstante, el enfoque cognitivo es indispensable.
La depresión endógena, cuyas causas son difíciles de determinar, comprende por lo general, patrones de pensamiento y de conducta disfuncionales que son los que le llevan a la persona a permanecer en la angustia emocional, sintiéndose incapaz de realizar los cambios necesarios en su vida.
En este artículo vamos a centrarnos en dichos patrones de pensamiento.
VISIÓN GLOBAL
Quienes están deprimidos ven todo como un problema. Se tiende a magnificar lo negativo, y minimizar lo positivo, por lo que la visión general de la vida es bastante catastrófica. Es necesario aprender a fraccionar los problemas y abordarlos de manera independiente, de modo que un pequeño contratiempo no arruine el día al completo.
EXTREMOS
Son muy frecuentes las posturas del tipo “todo o nada”, “blanco o negro”, “siempre o nunca”. Todas las posiciones extremas son subjetivas, habitualmente se basan en experiencias vitales que no abarcan todo el espectro de posibilidades. Comprender que ninguna verdad es absoluta, que existen tantas maneras de ver la vida como personas en el mundo, y que todas las opiniones son lícitas, ayuda a flexibilizar la mente. Si no se consigue un equilibrio en este sentido, el sufrimiento está garantizado.
EL YO Y LOS ROLES QUE ADOPTAMOS

Existe una tendencia generalizada a tratar de satisfacer las expectativas de los demás. Esto hace que la persona pierda su identidad y que todas sus acciones estén basadas en las opiniones de los demás. Es habitual adoptar roles de victimización ya que, de este modo, se obtiene atención de los otros.
Puede ser frecuente también, que la persona haya aprendido a responsabilizarse de los demás, quizás porque desde la infancia le tocó asumir cierta responsabilidad. Hay que trabajar sobre el pensamiento: “nadie es responsable de la vida de nadie” (excepto de los hijos mientras no puedan valerse por sí mismos).
El trabajo de la autoestima es clave en el tratamiento de la depresión.
CREENCIAS Y VALORES PELIGROSOS
Algunos valores, como, por ejemplo, el perfeccionismo, pueden llegar a convertirse en una obsesión (inconsciente muchas veces) para la persona. En este caso, la autovaloración depende del nivel de perfección que alcanza con cada una de las tareas que lleva a cabo. Este nivel de sobreexigencia lleva al límite a cualquiera, generando frustración e insatisfacción, que más adelante pueden traducirse en depresión.
ORIENTACIÓN TEMPORAL
Por lo general, las personas que entran en depresión se caracterizan por estar enfocadas en el pasado. Si es un pasado cargado de traumas y experiencias dolorosas es muy probable que el pensamiento sea rumiante y la persona experimente continuamente las situaciones vividas, lo cual le lleva a experimentar una profunda tristeza.
En otras ocasiones, puede ser que la persona se encuentre con una excesiva insatisfacción en el presente y esto le lleve a sentir desesperanza por el futuro. En este caso hay que promover el cambio y eliminar todas aquellas creencias negativas sobre el mismo.
Y, por último, es posible que la persona esté esperando a encontrarse mejor en el futuro, siempre fantaseando y pensando “Cuando ocurra esto me encontraré mejor, cuando suceda lo otro todo estará bien”. Es fundamental volver al presente.
CREENCIAS IRRACIONALES
Albert Ellis estableció una serie de creencias irracionales habituales en la mayoría de personas basadas en imposiciones. Son los llamados “debería”. Todos los pensamientos basados en términos de obligación son perjudiciales para el bienestar emocional. Es primordial aprender a sustituir los “debería” por “preferiría”. El resultado de hacer este ejercicio es muy liberador.
LOCUS DE CONTROL
De manera objetiva, se puede afirmar que hay circunstancias que dependen de uno, y circunstancias que no. Las personas deprimidas también se van a los extremos en cuanto a esto. Bien, tienden a tratar de controlarlo todo y al mismo tiempo se fustigan cuando algo que no depende de ellas sale mal. O bien, consideran que no tienen control sobre nada, culpan a los demás y sienten una gran desesperanza. Hay que tratar de ser objetivos y aceptar que hay cosas que se pueden controlar, y otras que no.
Estos son los principales aspectos cognitivos sobre los que hay que trabajar. Además de esto, hay que tener en cuenta, que cuando se está deprimido, el foco de pensamiento siempre está en uno mismo y en los síntomas. Para ello, se hace indispensable practicar la atención plena, de este modo, se consigue romper la rumiación (al frenar el pensamiento) y al concentrar la atención en actividades gratificantes, los síntomas asociados al malestar disminuyen.
Podríamos extendernos mucho más en el tratamiento de la depresión, ya que los aspectos cognitivos no son la única causa del problema, si bien, lograr avances en esta línea ya es un buen comienzo.
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